“La salud mental no es un destino, sino un proceso. Es algo en lo que tienes que trabajar constantemente.” (Noam Shpancer, profesor de psicología)
Para responder esta interrogante logramos extraer fragmentos de conceptos definidos por La Organización Mundial de la Salud (OMS), la cual establece lo siguiente: “La salud mental es un estado de bienestar mental que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de su comunidad. Es parte fundamental de la salud y el bienestar que sustenta nuestras capacidades individuales y colectivas para tomar decisiones, establecer relaciones y dar forma al mundo en el que vivimos. La salud mental es, además, un derecho humano fundamental. Y un elemento esencial para el desarrollo personal, comunitario y socioeconómico”.
Y añade “la salud mental es más que la mera ausencia de trastornos mentales. Se da en un proceso complejo, que cada persona experimenta de una manera diferente, con diversos grados de dificultad y angustia y resultados sociales y clínicos que pueden ser muy diferentes”.
De acuerdo a la prestigiosa institución “las afecciones de salud mental comprenden trastornos mentales y discapacidades psicosociales, así como otros estados mentales asociados a un alto grado de angustia, discapacidad funcional o riesgo de conducta autolesiva. Las personas que las padecen son más propensas a experimentar niveles más bajos de bienestar mental, aunque no siempre es necesariamente así”.
“A lo largo de la vida, múltiples determinantes individuales, sociales y estructurales pueden combinarse para proteger o socavar nuestra salud mental y cambiar nuestra situación respecto a la salud mental”, precisa un informe basado en una investigación científica.
La exposición a circunstancias sociales, económicas, geopolíticas y ambientales desfavorables, como la pobreza, la violencia, la desigualdad y la degradación del medio ambiente, también aumenta el riesgo de sufrir afecciones de salud mental, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud.
Es pertinente, se argumenta, intervenciones de promoción y prevención que se centran en identificar los determinantes individuales, sociales y estructurales de la salud mental, para luego intervenir a fin de reducir los riesgos, aumentar la resiliencia y crear entornos favorables para la salud mental.
Situación en RD
Con la introducción nuestra a la columna de hoy, nos enfocamos en este tema con preocupación, debido a la propagación de enfermedades mentales en República Dominicana, porque entre un 20 % y 25 % de los dominicanos padece de algún trastorno mental, lo que influye en acciones violentas y en situaciones incontrolables.
Urge que el Estado asuma con responsabilidad los desafíos en el campo de la salud mental y ponga en marcha un programa estratégico que incluya orientación, asistencia profesional, facilidades para adquirir medicamentos, tratamientos psicológicos y psiquiátricos, en el contexto de prevenir, controlar y proteger a los enfermos con trastornos mentales.
Depresión, ansiedad, bipolaridad y esquizofrenia son los trastornos más frecuentes, por tal razón, los especialistas y las autoridades deben encarar con eficacia esos factores, en la medida convierten a quienes padecen malestares mentales en personas violentas.
Esto puede explicar la acción de un hombre que mató a su madre y a una hijita de él de solo tres años de edad, e hirió a su esposa, tragedia registrada en San Francisco de Macorís, la cual ha consternado a la sociedad dominicana.
Hay que declarar en el estado de emergencia en salud mental, por consiguiente, es una prioridad garantizar todo cuanto sea necesario para atender a los enfermos mentales, por la tranquilidad y la estabilidad de las familias que conviven con quienes sufren los efectos de los trastornos y de la población en sentido general.
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