

Entrena tu Ser, Comienza tu Hacer
La gente infravalora hasta qué punto las emociones influyen en los negocios

¡Hola queridos lectores!
Una de las anécdotas que suelo contar con frecuencia en algunos espacios de aprendizaje que abrimos en las empresas, a las que asesoramos, es cuando tuve que cerrar una tienda de ropa que tenía, aquí en la ciudad de Santiago, hace muchos años atrás, porque no fui capaz de entender y gestionar mis emociones adecuadamente.
En ese entonces, pasaba por un proceso de divorcio, después de haber estado casada por 11 años, y no veía las señales de cómo me afectaban los cambios que estaban sucediendo en mi vida. Me sentía “bien” e inmediatamente emprendí un negocio, que vi muy fácil, ya que tenía los conocimientos, habilidades, los recursos, la experiencia para ponerlo. Pero me di contra la pared cuando este comenzó a crecer y demandó de mí mayor compromiso y tomar decisiones importantes para expandirme.
Y les cuento todo esto, porque gestionar las emociones tiene un papel importante en los negocios y es una de las razones que me llevaron a crear mi firma actual de asesoría orientada a la gestión estratégica del talento y al desarrollo organizacional, viendo que “La gente infravalora hasta qué punto las emociones influyen en sus negocios” y cómo estas nos pueden llevar a tomar decisiones equivocadas, a limitar nuestro progreso, a no ver las oportunidades que tenemos delante, a perder el enfoque y reducir el rendimiento esperado. Las emociones que no se saben interpretar son un problema, en particular para la gente que trabaja en entornos de mucho estrés o que se les exige un alto rendimiento o desempeño.
Hoy día, más que nunca, puedo afirmar que no es posible ignorar el papel tan importante que juegan las emociones en las tomas de decisiones y en relaciones interpersonales que se establecen en el mundo de los negocios.
Dos gurús sobre temas de liderazgo, Deepak Chopra y John C. Maxwell, coinciden en que las personas toman generalmente decisiones emocionales que luego justifican con la lógica y no a la inversa. Por eso, muchas veces necesitamos que alguien, con una perspectiva diferente a la nuestra, nos escuche y ayude a encontrar las respuestas que necesitamos, como un coach certificado o un psicólogo.
La mala gestión del estado emocional puede conducir al fracaso en una negociación importante. Por eso, en mi caso como administradora de empresas y coach, me he enfocado en colaborar estratégicamente en las empresas, procurando el rendimiento y productividad de los colaboradores, desarrollando competencias blandas, dentro de las cuales están las competencias de tipo emocional y de eficacia personal.
En estos tiempos, del Covid-19, el futuro es retador, en especial porque implica construir un nuevo modelo comercial que apenas se está cimentando. Por eso quiero dejar abiertas las siguientes interrogantes:
• ¿Qué están haciendo las empresas para capacitar a su personal en temas de gestión de las emociones?
• ¿Sabemos nosotros cómo se generan las emociones, cómo podemos canalizar su efecto para no tomar decisiones precipitadas?
• ¿Qué impacto generan estas en la salud de las personas, de las empresas y de sus clientes?
Considero que es momento de que los inversionistas, propietarios, directores, líderes de equipos y gestores del talento de las organizaciones tomemos responsabilidad en esto. Si queremos ver que el patrimonio de las empresas y de las personas involucradas, crezca. Y que, además, se cumpla con el propósito para las que fueron creadas; entonces, se debe empezar a invertir recursos en capacitar a todos sobre este tema.
¿Por qué es una inversión? Porque el dinero y tiempo invertido en programas de entrenamiento y capacitación, que efectivamente generen resultados y que incrementen la conciencia emocional de los equipos de trabajo, traerá un mayor rendimiento a las empresas y una mayor calidad de vida a la gente.
Si sientes que no sabes manejar tus emociones o las de los demás, estás frenando el crecimiento de tu negocio ¡Comienza a trabajar esa parte! Porque sería una pena que no consiguieras lo que deseas y otros perdieran la oportunidad de saber lo mucho que valen y pueden hacer.
¡Que tu camino al ser te haga sabio, para que tu hacer te haga feliz!
La gente infravalora hasta qué punto las emociones influyen en los negocios
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