

Redacción
Fuga de cerebros
El desplazamiento de profesionales e intelectuales con alta calificación desde República Dominicana hacia el exterior, en el contexto de la fuga de cerebros, impacta de forma negativa en renglones como economía, producción, educación, política y democracia; esto obstruye el crecimiento sostenible y afianza el subdesarrollo de la nación.
Además, afecta a la población porque problemas como desempleo, hambre, pobreza, desigualdad e iniquidad social se convierten en escollos para el bienestar colectivo y el desarrollo humano.
La emigración de quienes poseen conocimientos, sabiduría e inteligencia estanca a la sociedad y al mismo tiempo impide su desarrollo, por tanto, constituye un factor que influye para que República Dominicana esté ubicada entre las naciones del llamado tercer mundo.
¿Por qué se marchan los talentos? Quienes han logrado formarse en lo académico y desarrollar su intelecto, optan por abandonar el país por los bajos salarios y la falta de oportunidades que estorban poner en práctica sus conocimientos.
Hallazgos en una investigación relevan que República Dominicana se encuentra entre los países de América Latina que registran el mayor índice de fuga de cerebros, situación que es preocupante, en razón de que se escapan hombres y mujeres con las competencias para producir los cambios imprescindibles que incidan en la transformación de las obsoletas estructuras sociales, políticas y económicas que predominan en el sistema socioeconómico nacional.
Un análisis de la economista Nicole Peña, quien forma parte de los especialistas que integran la Fundación Economía y Desarrollo, establece que la fuga de cerebros desde República Dominicana ronda el 6.8 % a partir del año 2018, superando a El Salvador, Nicaragua, Guatemala y Bolivia
Mientras los países en la región con los índices más bajos de la emigración de fuga de cerebros son Paraguay, Colombia, México, Ecuador, Panamá, Brasil, Costa Rica, Uruguay, Chile y Argentina.
En consecuencia, el deterioro de la economía, precariedades de las condiciones de vida, desorden institucional y la debilidad de la democracia provocan la huida de los profesionales e intelectuales dominicanos, quienes procuran el progreso en otros territorios, debido a las limitaciones existentes en el país.
Como éste es un año electoral, es pertinente que las cúpulas de los partidos políticos y quienes aspiran a llegar al poder mediten a la luz de esta problemática, estudien la realidad y logren comprender que el flujo migratorio del capital humano talentoso hay que detenerlo con la aplicación de programas que garanticen su permanencia en República Dominicana.
Se requiere de la elaboración y ejecución de políticas públicas eficaces y eficientes que aseguren sueldos atractivos, instalación de estructuras e infraestructuras que faciliten la labor científica, dignificar la vida de los intelectuales, institucionalizar las dependencias estatales e incorporar al Estado a quienes están preparados al margen de la simpatía partidista.
Para alcanzar los objetivos que conforman la agenda de la Estrategia Nacional de Desarrollo 2020-2030, se necesita personal calificado y eso será posible si el Estado crea las condiciones para captar y preservar a quienes están formados en busca de impulsar la transformación de la sociedad.
Que se trabaje, entonces, para frenar la fuga de cerebros.
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