

Ramón E. Durán
El remodelado hospital José María Cabral y Báez
EL Hospital José María Cabral y Báez fue construido en el año 1945, en los terrenos donde funcionaba el también hospital San Rafael, de 1891, cuando Ulises Heureaux alias Lilis, era presidente de la República. A pesar de que el hospital José María Cabral ofrecía consultas, fue inaugurado formalmente el 30 de marzo de 1946 por el dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina.
En el año 1976, el presidente Joaquín Balaguer asignó la suma de $ 10 millones de pesos para la reconstrucción y ampliación del hospital, encargando a los distinguidos munícipes santiagueros don Víctor Espaillat Mera, el general Guarionex Estrella Sadhala y el doctor Octavio Almonte Fermín, para la ejecución de la obra.
Aunque en el pasado el hospital fue objeto de varias reformas, en julio del 2013 el presidente Danilo Medina nombró al director de la Oficina Supervisora de Obras del Estado (OISOE), ingeniero Francisco Pagan, para su remodelación con un presupuesto estimado en $ 2,300 millones.
Según el ingeniero Pagan, las instalaciones del hospital estaban pautadas para ser entregadas en febrero del 2015, es decir en 20 meses, pero se retrasó debido a que su estructura antigua era similar a la de un hospital que colapso en México durante el terremoto de 1986.
De acuerdo a explicaciones dadas por el ingeniero, ha sido necesario hacer una estructura sismo-resistente aunque se lleve más tiempo la reconstrucción. Ante del proceso de innovación el hospital, de siete niveles, tenía capacidad para 501 camas, este número podría ser mayor cuando finalice el trabajo, aunque no se ha podido establecer con exactitud el tiempo para la terminación de la obra.
En una visita exploratoria que hicimos, aunque que faltan muchos detalles por terminar, pudimos tener una idea de lo será este centro asistencial cuando los encargados finalicen el trabajo, hay un ambiente confortable, habitaciones bien equipadas con una limpieza impecable.
Cada habitación con dos pacientes, tiene una cortina para resguardar la privacidad de los internos, aire acondicionado y lo más importante, la preocupación del personal médico y de enfermería por la evolución de los enfermos, servicio que nada tiene que envidiarle a la mejor clínica privada. Este centro posee la unidad de diálisis más avanzada del país, donde el paciente puede recibir diálisis peritoneal hasta en su propia casa.
También el hospital estará preparado para prestar servicio a las personas con seguro de salud, no necesariamente de Senasa, sino además de las aseguradoras pertenecientes al sistema de Riesgo de Salud, (ARS) sin tener que pagar un solo centavo, en razón de que la aseguradora le cubre los honorarios de consultas, así como internamientos de sus asegurados, suma que será utilizada en el mantenimiento del establecimiento.
Como ha ocurrido desde su inicio, el Cabral y Báez seguirá siendo un referente para recibir pacientes de las 14 provincias del cibao, los inmigrantes haitianos y de otras nacionalidades, así como a las parturientas.
La nota más desagradable de nuestra visita fue la sala de emergencias, desde donde emana un olor nauseabundo, al extremo de que el personal médico y de enfermería tienen que cubrirse con mascara o tapa boca, para no ser contagiados con una bacteria, dicen que este mal olor proviene dizque de pacientes que llegan con muy poca higiene en busca de asistencia.
Aplaudimos todo lo que se haga por el bienestar de la mayoría, en especial lo que tiene que ver con la salud pública dirigida a personas que no tienen la posibilidad de pagar una consulta o internamiento en una clínica privada.
Para eso es que los ciudadanos de este país y cualquier parte del mundo pagan los impuestos, para que el gobierno los administre devolviéndolos en servicios que mejoren la calidad de vida de la gente.
En contraste con lo que ocurre en Santiago, en el municipio de Villa Vásquez, Provincia San Fernando de Montecristi, con una población de 23 mil habitantes, el hospital tiene dos años que fue clausurada porque representaba un peligro por las malas condiciones de su estructura física, y cuando se presenta una emergencia médica hay que trasladar a los enfermos a Montecristi, Valverde Mao o Santiago, nada raro en nuestro país y que se repite desde hace tiempo en muchas comunidades dominicanas.
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