

Ramón E. Durán
Dios hizo un mundo de equidad
No vamos a profundizar acerca de temas religiosos que no están a nuestro alcance, pero lo más importante es nuestra creencia de la existencia, grandeza, poder y sabiduría del Sumo Creador que todo lo hizo perfecto, porque Dios es único y verdadero.
Para los incrédulos Dios solamente existe en las situaciones difíciles, pues invocan su nombre en la adversidad y la impotencia, exclamando :´´ Dios porqué tu permites que esto suceda, ´´ , sin embargo ante las dificultades no podemos culpar a Dios, porque nosotros somos los dueños de nuestros hechos, ya que él nos dio libre albedrío para pensar y actuar y nos dejó plasmado en su inspirado libro llamado la Biblia, cómo debemos comportarnos para que hagamos las cosas bien y no exista nada de que lamentarnos .
Qué culpa tiene Dios de que como consecuencia de los gases que emana la contaminación ambiental se haya agrietado la capa de ozono que impide que los rayos del Sol lleguen directamente a la tierra produciendo el sobrecalentamiento del planeta situación que provoca los fenómenos naturales llamamos huracanes y que tantos daños les hacen a los países ubicados en el trayecto que recorren año tras año.
Dios no es el culpable del terremoto en la República de Haití, en el año 2010, donde se estima que murieron más de 300 mil personas y que además produjo cuantiosas pérdidas materiales, que de acuerdo a una agencia rusa, fue provocado por un experimento nuclear que hicieron los Estados Unidos en las proximidades de la costa de Puerto Príncipe, por un error de cálculo.
Tampoco Dios es culpable de que los atentados terroristas del grupo Al Qaeda el 11 de septiembre del año 2001, mejor conocido como el 9-11 en los Estados Unidos, donde murieron más de 3 mil personas se pudo evitar, pero qué, al entonces Presidente George W. Busch hijo, por razones todavía desconocida, esta acción deleznable parece que le convenía que sucediera.
Dios no tiene la culpa de que la riqueza del mundo esté repartida solo en un reducido grupo y que aproximadamente 3,400 millones de personas tienen dificultades para satisfacer sus necesidades básicas, porque sus ingreso percapitas diarios es de menos de tres dólares, pero además 821 millones de personas sufrían hambre crónica hasta el año 2018.
Pero además, según, un informe de Las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) un tercio de los alimentos que se producen para el consumo humano se pierden o se desperdician en todo el planeta, equivalente a cerca de 1,300 millones de toneladas al año y que solamente en los Estados Unidos echan al zafacón 150 mil toneladas de alimentos anualmente, equivalente a 422 gramos por habitantes.
Así como 9 grandes países del mundo poseen el 60 por ciento del agua potable disponible, el restante 40 por ciento se reparte entre 185 países soberanos miembros de la Naciones Unidad, pero además 780 mil personas mueren cada año por falta de acceso al agua potable. En el año 2015, 4,500 millones carecían de servicio seguro de agua, lo que indica que en el mundo no existe equidad en la repartición de los bienes, contraviniendo el propósito de Dios.
Hay tantas cosas por señalar, suficientes para escribir un libro y aunque parezcan especulaciones en este mundo, nada se puede dudar como por ejemplo que el VIH-SIDA es una enfermedad inoculada y que al carismático líder político venezolano Hugo Chávez los Estados Unidos, mediante un artificio le transmitieron el cáncer mortal que en poco tiempo acabó con su vida, así como la versión de un científico español de que el Coronavirus se escapó de un laboratorio chino en Wuhan.
Isabel dos Santos, hija del expresidente de Angola José Eduardo dos Santos es considerada la mujer más rica de África, con una fortuna ascendente a mas de dos mil millones de dólares, riqueza que obtuvo gracias al nepotismo y la corrupción, convirtiendo ese país rico en petróleo y diamantes en uno de la Estados más pobres del mundo.
Según ella posee un imperio empresarial de más de 400 empresas, una mansión de 55 millones de dólares y un yate valorado en 35 millones, y otra lujosa residencia en una isla artificial en Dubái, capital de los Emiratos Árabes, por ese derroche de recursos económicos robado a los pobres no se puede culpar a Dios.
Dios no puede intervenir ante las injusticias que se cometen en el mundo, porque a su debido tiempo él juzgara a cada uno de acuerdo a sus hechos. El libro de Mateo, capitulo 24, versículo 51, sentencia lo siguiente: ´´el día menos esperado el Señor lo castigará duramente y pondrá su parte con los hipócritas; y allí será el lloro y crujir de dientes´´.
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